Una aventura por Cercedilla.

 

La estatua de nuestro gran esquiador Paquito Fernández Ocho en Cercedilla fue el lugar elegido para quedar. Aquella mañana éramos mucha gente para realizar la ruta.

Desayunamos en el pueblo de Cercedilla, en un local que para nosotros es conocido de otras rutas. La gente fue llegando poco a poco y tuvimos que ir ampliando el numero de mesas. 

Iniciamos el camino en dirección al embalse de Navalmedio por las calles de la localidad. Llegamos a la pequeña ermita de San Antonio que esta en un paraje ideal . Un lugar para realizar las primeras fotos en grupo de la ruta. 

Continuamos nuestro camino por una pequeña senda empedrada con subida que poco a poco entre jaras y encinas nos fue llevando hasta nuestro primer punto del día. 

Llegamos al Embalse de Navalmedio y tomamos la pista asfaltada que transita junto a la valla que asegura que ninguna persona intente entrar en la zona del embalse. Un pequeño desvió e iniciamos la subida por el camino del Calvario. Una estrecha senda que nos adentro en el bosque de pinos lentamente. 

Continuamos nuestro camino ascendiendo por aquel cerro por sendas pequeñas poco definidas y donde perderse era muy fácil. Llegamos al rio Navalmedio que llevaba mucha agua y nos sorprendió a todos. 

Continuamos el camino en dirección al cielo, bueno en nuestro caso en busca de la cima del cerro del corral de Simón el cual llevábamos un rato subiendo.

El mirador de Majadilla Verde fue un lugar para disfrutar de las vistas , sacar alguna foto y respirar aire puro de la montaña.

Cruzamos las vías de tren en busca del sendero que nos tenía que llevar de bajada hasta las zonas más bajas cerca del arroyo y la famosa fuente de los Baldios. 


Continuamos la marcha por una indefinida senda hasta que llegamos al pino de la cadena lugar con una hermosa historia de un padre y un hijo y un pino que fue rescatado de su muerte.

Regresamos al embalse aun quedaba un poco para llegar hasta el pueblo pero lenta y ordenadamente regresamos a Cercedilla intactos. 

Celebramos aquella nueva aventura, una vez más podíamos decir aquello...

¡RUTA SUPERADA!