El retorno de la tortilla de patatas.


Elegimos Rascafría como lugar para iniciar nuestra nueva aventura de Abantos. El bar que quedamos siempre se encontraba cerrado así que buscamos un nuevo punto de encuentro. Mientras nos tomamos un café la gente fue llegando poco a poco.


Nos pusimos en marcha en dirección al Paular aunque esta vez si cruzaríamos el río para coger la amplia senda que nos llevaría hasta el tranquilo y precioso Bosque Finlandés.


El camino nos llevo hasta el Puente del Perdón lugar don en tiempo los reos podían conseguir su libertad o ser acusados definitivamente. Sin duda ahora es un lugar para realizar una foto con el Paular de fondo. 

Las ovejas merinas negras del Paular también son la atracción de la zona llegadas seguro desde las estepas Extremeñas. 


Cruzamos la carretera y seguimos la senda que nos llevaría hasta un amplio sendero que lentamente nos iría llevando hasta el lugar más alto a unos 1550 metros. 


Paramos para reponer fuerzas. Una tortilla de patatas surgió de la mochila de uno de nuestros nuestros amigos senderistas. La pareja cumpliendo con la tradición trajeron un exquisita tortilla de patatas. ¡Todo un detalle!


El camino lleno de pinos que en algunos tramos se mezclaba con robles que nos deleitaban con sus nuevas hojas verdes dando un toque alegre al recorrido. 


Los primeros lugares para contemplar los preciosos paisajes surgían en el camino poco a poco. Uno de aquellos miradores fue el elegido para realizar nuestra parada para comer. 





Continuamos la marcha hasta que llegamos a la Carretilla del Diablo y posteriormente al Carro del Diablo. Sacamos la bandera del club de las mochila...


Descendimos por un precioso sendero protegido por robles que serian nuestra compañía hasta llegar al pueblo. El Paular se veía de forma diferente desde aquel camino.

Llegamos al pueblo y celebramos nuestro final de ruta relajada y tranquilamente.  Una vez más podíamos decir aquella frase mítica: