Aquella mañana de otoño el cielo parecía estar cabreado en toda la península. La amenaza de nieve se escuchaba en toda la Sierra de Guadarrama y los amantes del senderismo tenían que buscar destinos alejados de las altas cumbres de Guadarrama. Nosotros elegimos el precioso pueblo de Casillas, un paraje ideal para una visita otoñal.
Arrancamos la marcha disfrutando de la hermosura otoñal que los castaños nos mostraban. La mezcla de colores ocres, alguna castaña olvidada por los recolectores y aquel cielo gris nos acompañaron en los primeros pasos.
La aventura de caminar entre castaños comenzó con buen pie. Los parajes eran los prometidos por el, guia y todos disfrutábamos de aquel entorno tan hermoso.
El otoño estaba instaurado en toda la zona, pero la amenaza de nieve se podía sentir y observar en el ambiente. Habíamos huido de Guadarrama y en la senda encontramos restos de tonos blanquecinos.
Regresamos al pueblo anulando parte de nuestro trazado programado porque el cielo gris inicio su ritual. La nieve apareció y no nos quedó más remedio que regresar a los coches. No estaba contemplado que aquel día en aquel lugar nevara,, pero la naturaleza no avisa y...
¡RUTA SUPERADA!