Peguerinos, la ruta por el bosque.

Iniciamos una nueva temporada con la ilusión de años atrás. La Covid presente en nuestro día a día parece avernos dado una tregua y ahora sí estamos viviendo en una pequeña normalidad que hace que nuestras salidas al campo puedan ser más seguras y con un número ilimitado de personas.
Para comenzar, visitamos el pequeño pueblo de Peguerinos, perteneciente a Ávila. Podemos decir que es acogedor y con gente sana, muy suyos y a la vez abiertos a los visitantes. Un puesto de churros fue el primer contacto que tuvimos con la localidad. ¡Qué ricos!
  
Iniciamos la ruta desde aquel punto, cruzando el pueblo y ascendiendo hasta lo más alto de este que por supuesto tenía las mejores vistas del embalse del. Lugar para pararse a disfrutar del paisaje y aprovechar para fotografiar el entorno.
La senda que se dividía en infinitas posibilidades nos llevó por un campo repleto de viviendas que por su estado habían sido construidas de forma irregular y estaban paradas en el tiempo.
Atravesar aquella explotación ganadera no fue nada sencillo. Alguna que otra fiera de género vacuno no dejaba de observarnos de forma amenazante. Un camino que en paralelo al murete de la explotación ganadera era el siguiente destino que deberíamos seguir.
La senda desaparecía y desaparecía por momentos. Creímos estar perdidos en muchos tramos, pero un pequeño camino y la ayuda de nuestro móvil nos llevaba siempre a nuestro destino.
Cruzamos un pequeño arroyo lugar elegido para fotografiar una preciosa zona repleta de agua y vida.
La amplia senda de arena que encontramos nos llevó hasta un pequeño embalse que al igual que el arroyo anterior se podía apreciar en muchos lugares de sus calmadas aguas. Patos, alguna paloma, ranas, lagartijas y peces varios formaban un pequeño ecosistema. No dudamos en fotografiarnos, fotografiar en lugar y sus habitantes.
Caminamos paralelos al embalse y un pequeño sendero nos guío para coger la ruta de vuelta. Antes visitamos nuevamente el embalse desde otra perspectiva junto a un gran grupo de ranas que asustadas por nuestros gritos se ponían a salvo debajo del fango.
El bosque nos protegió hasta que llegamos a un amplio camino que nos llevaría por unas preciosas praderas en las que cuales el ganado vacuno y los caballos gobernaban sin miedo.
Un refugio, muy bien cuidado fue el siguiente lugar que no todos visitamos. Los que entramos pudimos averiguar como se encontraba y descubrir la abundancia de víveres que en él había.
Llegado el momento del descanso para comer elegimos unas rocas desde las cuales controlabamos el entorno y las maniobras del ganado para no ser sorprendidos.
Antes de regresar a nuestro punto de partida visitamos un punto geodésico que había a pocos metros de donde estuvimos comiendo. Foto con la bandera, para no perder la tradición.
Nos pusimos en marcha 
ahora el camino de regreso era sencillo. Seguimos la amplia pista que nos llevó hasta las cancelas donde horas antes habíamos sido vigilados por aquellas vacas que no se fiaban de la presencia humana.
Llegamos a las primeras casas de Peguerinos ahora todo era cuesta abajo y nuestra llegada a la plaza desde la cual horas antes habíamos iniciado el camino era cuestión de minutos.
Celebramos que la ruta había concluido de forma normal, nos habíamos divertido y disfrutado todos juntos de un precioso día.

RUTA SUPERADA!