Fuimos a ver castaños y casi nos matan a tiros.

Las castañas parece que empiezan a caer y los paisajes otoñales empiezan a adornarse de hermosos colores. Decidimos irnos a visitar el precioso pueblo de Rozas de Puerto Real. En el hay un precioso paisaje de viejos castaños, robles y otras especies que en otoño alegran las vistas.
moe szyslak shotgun painting - Google Search

El punto de encuentro era el Bar de Moe´s. Llegamos todos a la hora establecida, el lugar estaba lleno de cazadores. No dudamos en ir en busca de otro bar para desayunar. El restaurante casa Antonio nos acogió y tomamos fuerzas para la ruta.
Recogimos las mochilas de los coches y el ambiente de caza en el Bar de Moe´s había aumentado. Hablamos con el guarda forestal y lo que descubrimos cambio nuestros planes de ruta. Había una cacería en el lugar donde los castaños más viejos habitaban.
Iniciamos la ruta caminando felices por la calle principal de entrada al pueblo, una pequeña senda muy bien señalizada era la que teníamos que seguir.


Una senda muy bien cuidada y descendente nos llevo por hermosos paisajes verdes que contenían algún que otro roble, castaño y algún otra especie de la zona. Disfrutamos del paseo y la compañía. En el lugar no nos encontramos con nadie.
Llegamos hasta la carretera M-501 y la teníamos que cruzar por ella con mucho cuidado, horas después descubriríamos...

El camino como he dicho anteriormente no tenía perdida ninguna y ahora era amplio y cómodo. El cielo parecía que en cualquier momento se cabrearía pero aguantaba.

 Contemplamos a lo lejos las amplias masas de bosque de castaño, no podíamos acceder a ellas todo eran propiedades privadas. No queríamos recibir un tiro o un mordisco de un perro. Ja, ja.

Llegamos a una senda que bordeaba el Embalse de los Morales y como es tradición entramos a fotografiarnos en aquella pequeña gran balsa de agua.

La senda era cómoda para caminar y los paisajes preciosos. El paseo por el pantano fue muy cómodo pero teníamos que retornar  a la senda que nos llevaría nuevamente hasta la carretera.
Cruzamos por otra zona y realizamos alguna foto divertida.
El pueblo estaba cerca y se acercaba el momento de comer, decidido habíamos visto unos bancos y no lo dudamos ni un minuto nos sentamos tranquilamente en aquel hermoso paraje.
Continuamos el camino y llegamos al pueblo. Nos tomamos unas cañas en la terraza del bar donde habíamos desayunado y la lluvia hizo su aparición. En aquel momento podíamos decir la frase de