Una preciosa ruta de verano

Aquel fin de semana no había ruta propuesta por varios motivos pero a ultima hora y un cambio de planes... En un par de horas ya teníamos ruta decidida para realizar el fin de semana.
Aquel día por decisión unánime quedamos en el Puerto de Navacerrada. No había tanta gente como en el invierno por lo que aparcar fue cosa fácil. Aunque nuestro local de siempre estaba cerrado y tras un incursión en el que hay de frente acabamos en el primero.
Una foto con el famoso monumento a la familia Arias. Todos a los coches y nos fuimos por la carretera que va a San Ildelfonso hasta el Puente de la Cantina. ¡No hay Cantina! ja, ja.

Llegamos, aparcamos muy bien. Una vez puesto el equipo nos pusimos en marcha había que caminar unos metros por el puente y llegamos a la famosa fuente del Puente de la Cantina. La foto de inicio de ruta no se hizo esperar.

La senda que seguimos era una preciosidad. Lo tenía todo una espesa arboleda, todo verde, agua...
Aquel inicio de ruta nos encanto a todos.


Caminamos por el espeso bosque. El río Eresma nos acompaño en todo momento. El entorno era precioso.


La ruta era divertida, con pequeñas subidas y bajadas, paso entre pinos...Se podía decir que estabamos muy entretenidos.
El paisaje no me canso de decirlo era impresionante. Todo verde, helechos que tenían su reino.



 El Eresma nos regalaba hermosos paisajes que eran de película. Una senda que estaba bien señalizada y fácil de realizar.

Momentos divertidos, momentos de alegría, La ruta era tan cómoda y fresquita que teníamos muchos momentos para descansar y reírnos mucho.


El río Eresma parecía una fuente inagotable de preciosas zonas de verdes paisajes. Caminar junto a su orilla se convirtió en un precioso paseo difícil de olvidar.

El antiguo Camino del Paular nos indicaba que el Puerto de Cotos estaba cerca, Los paisajes cambiaron poco lo único que diferenciaba a las sendas anteriores era la ausencia del agua que durante tanto tiempo nos había acompañado.

Los últimos metros hasta la llegada al Puerto fueron un cómodo paseo para nosotros. Aunque alguno opino hacer un alto para comer el saber que la Venta Marcelino estaba tan cerca desoyó la propuesta.


Llegamos al Puerto de Cotos, Venta Marcelino estaba al completo de Senderistas y montañeros pero siempre tiene un sitio para Abantos. Una gozada comer sentados en una mesa con nuestra bebida fría (Tercio, Refresco) Un café y un helado. Todo un lujo para nosotros.

El descenso lo realizamos rápidamente por la misma senda por la que subimos aunque en un momento dado decidimos ir por un nuevo camino para descubrir nuevos parajes.



La nueva senda por la que descendimos nos ofreció un entorno de hermosos paisajes que todos recordaremos. El Eresma nos encanto.
Nuestra recompensa de celebración de final de ruta fue un éxito. Una ruta más podíamos gritar: